Este post fue escrito por Pablo Toledo, Director del Departamento de Player & Coach Development de Rush Soccer.
—————————————————————————————————————————————————————————————————-
"Brasilero, brasilero, qué amargado se te ve, Maradona es más grande, es más grande que Pelé" – escuchas a miles de argentinos cantando, saltando y agitando los brazos, burlando a sus vecinos brasileños porque creen que Diego Maradona fue mejor que 'O Rei' Pelé, pero la realidad es que en los corazones albicelestes Diego fue el más grande de todos, no sólo más que Pelé, sino también que otras leyendas argentinas, como Leo Messi o Alfredo Di Stéfano. Todos estos jugadores podrían ser catalogados como los más grandes, entonces ¿por qué Diego en particular?
Entender esto es, a fin de cuentas, entender a la Argentina.
Por favor mira este video del famoso 'gol del siglo' que Diego metió en 1986 contra Inglaterra, en los cuartos de final del Mundial de México, que Argentina ganó. Víctor Hugo Morales y su narración se transformaron en un ícono de la historia futbolística del país.
Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial...
Argentina es un país con una vasta historia de diversa inmigración europea. Durante el Siglo XIX, el país enfatizó políticas económicas liberales y promovió tanta inmigración, la cual en combinación con los recursos naturales y el decrecimiento de la mortalidad llevó al país a ser la séptima mejor economía del mundo a principios del Siglo XX, con su población quintuplicándose y la economía creciendo por 15 veces durante este período. En esos tiempos, el ingreso per cápita en Argentina era setenta por ciento más alto que en Italia y noventa por ciento más alto que en España. Exportaciones y el desarrollo de los ferrocarriles crearon una fuerte economía y la esperanza de un futuro próspero para la sociedad.
El Viejo Continente, por el contrario, atravesaba problemas socio-políticos que llevaron a los desastrosos años de las guerras mundiales. Por esto, para la clase media obrera de Europa, Argentina se erigió como una tierra prometida, lejos de las guerras y los conflictos, lo que llevó a grandes olas de inmigración.
Uno de estos inmigrantes fue Sir Alexander Watson Hutton, un profesor y deportista escocés, quien trajo el fútbol a la Argentina, fundó Alumni, el club de fútbol más exitoso del país hasta su disolución en 1911 y ayudó a fundar la institución que precedió a la actual Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
El país no supo manejar en las décadas siguientes la economía por el camino correcto y nunca despegó como la tierra prometida que parecía ser. Buenos Aires se transformó rápidamente en tierra de nostálgicos inmigrantes europeos de clase media y sus descendientes, expresando sus sentimientos a través del doloroso, nostálgico y melancólico tango, creyentes del potencial del país y fanáticos del fútbol. La idea de La Nuestra (, referida al potencial, la técnica y el estilo de juego de fútbol, creció fuertemente en la sociedad, y la imagen del pibe de oro comenzó a ser asociada con un joven de clase media baja, industrial, con calle y carasucia, cuyo talento y habilidad sobrepasaba lo físico. El pibe de oro fue el embajador de la cultura y herencia de sobreponerse a los orígenes difíciles, como aquellas familias que emigraron de sus países buscando un futuro mejor.
Y luego, el 30 de octubre de 1960, en el barrio marginal de Villa Fiorito, Buenos Aires, con el nombre de Diego Armando Maradona, nació el Pibe de Oro. El diamante en el barro.
... Y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga, ¡siempre Maradona!
Las leyendas y mitos urbanos en Argentina cuentan que Diego fue tan bendecido que solía caminar de su casa a la escuela, incluso en subidas y cruzando calles, haciendo malabares con la pelota, que nunca tocaba el piso, jamás.
A los 9 años, un amigo del barrio llevó a Diego a probarse a Argentinos Juniors. Francisco Cornejo, su primer entrenador, dijo que cuando lo vio por primera vez, pensó que no tenía nada especial, pero apenas tocó la pelota se dio cuenta que estaba en presencia de un genio del fútbol.
Diego fue el mejor en las pruebas y junto a un grupo de chicos integraron la categoría '60 de Argentinos Juniors, que compitió en varios torneos por todo el país con sorprendente éxito bajo el nombre de Cebollitas para hacerse famosos en el club. Cuando perdieron la final de un torneo nacional en penales, Diego rompió en llanto, sólo para que uno de sus rivales le dijera: "¿Por qué llorás? Vas a ser el mejor jugador del mundo".
En 1971, cuando Maradona tenía 10 años, fue alcanza pelotas del primer equipo. Durante el entretiempo le pedían que hiciera 'jueguitos' para entretener a los hinchas. Era tan bueno e impresionaba tanto que la gente comenzaba a cantar "que juegue el pibe" como una burla por el rendimiento del primer equipo.
No mucho tiempo después, Diego estaba en televisión mientras el país se interesaba en ese chico que parecía ser la encarnación del pibe de oro. Diego mostró su habilidad con la pelota en video y luego, al ser entrevistado sobre sus sueños, respondió: "Mi primer sueño es jugar un Mundial, y el segundo es ganarlo". Fue la profecía que se volvería realidad.
¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta. ¡Gooooooool! ¡Gooooooool!
El debut profesional de Maradona fue el 20 de octubre de 1976, 10 días antes de cumplir 16 años (sí, tenía sólo 15 años). En la primera pelota que tocó, le tiró un caño a su marcador.
Desde ese día, jugó 167 partidos en cinco años con Argentinos Juniors, anotando 115 goles. Fue goleador de la Primera División en cinco oportunidades.
A los 18 años fue convocado a la Selección Argentina y, a pesar de ser el jugador más prometedor en el mundo, César Luis Menotti lo dejó fuera del plantel que ganó la Copa del Mundo de 1978 para protegerlo de la presión permanente que ya cargaba. Diego nunca se lo perdonó, pero con los años entendió la decisión del entrenador.
En 1979, Menotti lo llamó para el plantel de Argentina en el Mundial Sub-20, en el que la Selección ganó todos los partidos, Diego fue la estrella y ganó el Balón de Oro al mejor jugador del torneo. Lo mejor del 10, aquí.
En 1980, un día antes de que Argentinos Juniors jugara contra Boca Juniors, el legendario arquero Hugo Gatti declaró en televisión que 'Maradona es un gordito, no es tan bueno como dicen, los diarios exageran".
Diego, quien ya tenía 20 años y un temperamento notorio, replicó: "Solía ser un gran arquero, ahora se está haciendo viejo, creo que está celoso". Luego fue con su manager Jorge Cyterszpiller y le dijo "no voy a hacer dos goles mañana, voy a hacer cuatro". Al día siguiente, Argentinos le ganó a Boca 5-3 y Maradona anotó cuatro goles, justo como predijo. La leyenda emergía. El video, aquí.
https://www.youtube.com/watch?v=-DnbL99mZYE
En 1981, River Plate lo quiso comprar por una suma que Argentinos Juniors, un club relativamente chico, no podía rechazar. Pero Diego era hincha de Boca Juniors, por lo que cuando le preguntaron por el interés de River, respondió: "No me voy a River, me voy a Boca. De hecho, ya tengo todo acordado". Esto era mentira. No tenía nada, pero quería declarar públicamente que esperaba una oferta de Boca.
Boca Juniors tenía problemas económicos en esos días, pero llamaron a Diego y llegaron a un acuerdo. Hizo realidad su sueño, jugar en Boca, y ganó la Liga, siendo uno de los ídolos más grandes. Pero la presión de los clubes europeos fue demasiado para los equipos argentinos como para retenerlo y Boca lo vendió a Barcelona por una suma récord, 7.6 millones de dólares.
Pero mientras la historia argentina y las creencias colectivas sobre talentos fantásticos prometían héroes, Diego falló a ser el salvador en el Mundial de 1982, con su equipo eliminado por el eterno rival, Brasil, y Maradona siendo expulsado por pegarle a un rival en el estómago.
¡QUIERO LLORAR! ¡DIOS SANTO, VIVA EL FÚTBOL! ¡GOLAAAAAAAAAZO! ¡DIEGOOOOOOOOL! ¡MARADONA! Es para llorar, perdónenme...
La estadía de Maradona en Barcelona no fue su punto más alto, más allá de ganar la Copa del Rey en 1983 y ganarle a Real Madrid con un gol espectacular en el que esquivó al arquero y luego se detuvo para esquivar al defensor Juan José, quien desesperadamente trató de impedir su definición con una barrida, para luego fácilmente meter el gol. En ese juego, los fanáticos de Real Madrid en el Santiago Bernabéu se pararon para aplaudir a Maradona, la primera vez en la historia que un jugador de Barcelona fue elogiado por la afición Merengue. El video, aquí.
Poco después, el héroe sangró nuevamente, enfermo de hepatitis y lesionado con el tobillo quebrado por una falta criminal de Andoni Goikoetchea, del Athletic Club. Hombre milagroso, Diego regresó al campo más rápido de lo esperado, pero las cosas no mejoraron. Para la final de la Copa del Rey de 1984, Barcelona perdió con Athletic y, tras recibir otra falta de Goikoetchea que lo lastimó, Maradona se levantó y se desató una batalla campal. Ese juego derivó en una fricción entre Diego y el presidente de Barcelona, Josep Lluis Núñez (la leyenda cuenta que le impidió ir a una convocatoria argentina, por lo que Maradona comenzó a romper los trofeos del club en la oficina para obligarlo a dejarlo ir).
Su mala conducta era clara, pero Argentina sentía que tenía en Diego a alguien dispuesto a hacer cualquier cosa por su país.
Para el fin de 1984, forzó su salida de Barcelona. Teniendo múltiples ofertas de clubes grandes, eligió ir a Napoli, un club italiano con fuerte identidad que peleaba por mantenerse en la Serie A, que en ese momento era la mejor liga del mundo. Ese fue el Diego jugador, alguien que se la jugaba por los débiles y realizaba milagros, y eso fue lo que hizo.
¡Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos!
Cuando Maradona fue presentado en el estadio San Paolo en Nápoles, 75.000 fanáticos fueron a darle la bienvenida. La Serie A estaba dominada por los poderosos clubes del norte (Milan, Juventus, Inter, Roma) y Napoli nunca había ganado un campeonato. Poco después, ya siendo un ídolo adorado en el club, Maradona declaró que el Norte de Italia discriminaba al Sur, lo que lo transformó en un símbolo de los conflictos sociales que tenía el país.
En Napoli, Diego alcanzó su nivel más alto, hizo posible lo imposible una vez más dentro y fuera de la cancha. En cinco años lideró al equipo a ganar dos Scudettos, dos subcampeonatos, ganó la Copa Italia, la UEFA y la Supercopa de Italia. Para el momento de su partida, era el goleador histórico del club con 115 goles. Años después, el club decidió retirar el número 10 de las camisetas en su honor. Video de lo mejor de Diego en Napoli, aquí.
Al día de hoy, Diego es el máximo ídolo de Napoli, su cara está pintada en las calles de la ciudad, su imagen al lado del San Gennaro, el santo católico protector de la ciudad.
La leyenda de Maradona seguía creciendo. Con él, los débiles podían superar cualquier obstáculo. Con él, los débiles podían vencer a los poderosos. Pero el Dios del fútbol también enfrentó a su propio demonio: la cocaína.
¡Barrilete cósmico! ¿De qué planeta viniste? ¡Para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina! Argentina 2, Inglaterra 0.
Si Diego podía hacer posible lo imposible, eso quedó claro en la Copa del Mundo de México 1986.
Cuatro años antes del torneo, Argentina e Inglaterra se enfrentaron en la Guerra de Malvinas, un archipiélago ubicado en la plataforma continental del país, dominado por los británicos desde la primera mitad del Siglo XIX. Una guerra imposible de ganar para Argentina, que sufrió 649 muertes, mayormente de jóvenes de entre 18 y 30 años. El conflicto motivó un resentimiento hacia los ingleses.
Cuando Argentina fue al campeonato en 1986, el plantel era muy criticado por los medios. Carlos Bilardo había reemplazado a Menotti como entrenador y era muy cuestionado por su enfoque defensivo luego de la etapa ganadora del país con un estilo de juego ofensivo que su predecesor defendía como el juego histórico de Argentina.
Argentina llegó a los cuartos de final y enfrentó a Inglaterra en el partido más memorable de la historia, en el que Maradona metió los dos goles más famosos del certamen.
El primer gol fue "La Mano de Dios", una jugada en la que usó su mano izquierda para anticiparse a Peter Shilton. Diego declaró luego del partido que "el gol fue anotado con la cabeza de Maradona y la mano de Dios". El hecho de que nunca admitió hacer trampa ofendió a los ingleses, pero para muchos argentinos fue una forma de venganza y una prueba de la viveza callejera del Pibe de Oro. Diego nunca esquivó relacionar al fútbol con la política y más adelante declaró que sintió que tomó "una billetera del bolsillo de Inglaterra".
El segundo gol, el "Gol del Siglo", fue la representación alternativa de la profecía argentina: el talento extremo que super cualquier tipo de obstáculo o dificultad.
Diego ganó aquel día, y los siguientes días también, y levantó el trofeo para su país. El ‘pibe de oro’, el diamante en el barro, el chico que entretuvo a los hinchas en el entretiempo, se convirtió en el Dios del fútbol que estaba destinado a ser.
¡DIEGOL! DIEGO ARMANDO MARADONA. ¡GRACIAS DIOS POR EL FÚTBOL, POR MARADONA, POR ESTAS LÁGRIMAS! POR ESTE ARGENTINA 2, INGLATERRA 0.
El Maradona que jugó el Mundial de 1990 no fue el mismo. Sus problemas personales y creciente edad lo estaban enlenteciendo, pero Argentina tenía esperanzas porque todo era posible con él. Diego no brilló como en 1986, particularmente afectado por un esguince de tobillo de segundo grado que no le permitiría caminar a una persona normal, pero el corazón de Maradona era muy fuerte: era el héroe y su magia aún tenía chispas.
El momento más memorable llegó durante los octavos de final, cuando Argentina enfrentó a Brasil, un equipo muy superior. Brasil dominó todo el partido y fue un milagro que el resultado estuviera aún 0-0 cuando la genialidad de Diego apareció. Agarró la pelota en mitad de cancha, pasó a los brasileños, arrastrándolos consigo para asistir a Claudio Paul Caniggia, quien llegaba por el otro lado. Diego cayó de rodillas y rezó por "Cani", quien esquivó a Taffarel para definir de zurda.
Argentina ganó 1-0 aquel día. Fueron a Nápoles tras derrotar a Yugoslavia en cuartos de final y jugaron ante Italia, eliminado a los Azzurri por penales. La ciudad estaba dividida aquel día, entre los hinchas italianos y los que tenían mayor cariño por su héroe que por un país que los discriminaba.
Diego lo había hecho nuevamente, otro milagro y Argentina estaba en la final ante Alemania. Los italianos silbaron el himno argentino, por lo que Maradona miró a la cámara y los insultó repetidamente. Otra falta de conducta, pero un acto patriótico para los argentinos.
Ese día no hubo milagro y Alemania venció a Argentina 1-0 con un penal dudoso cobrado por el árbitro Edgardo Codesal. Maradona nunca perdonó al referí por lo que consideró un error y lo acusó de estar presionado por Joao Havelange, presidente brasileño de la FIFA, quien no tenía mucha simpatía por el equipo argentino o por Maradona.
Las lágrimas de Diego son recordadas como uno de los momentos más tristes en la historia del fútbol argentino. El héroe, el mitad humano, mitad Dios, estaba sangrando nuevamente, y no sería la última vez.
Tras la Copa del Mundo y la etapa en Napoli, Diego nunca fue le mismo. Hubo chispazos y milagros, como su regreso en 1994 para ayudar a su Selección a clasificar al Mundial en Estados Unidos, pero sus problemas personales, errores y adicción a las drogas eclipsaron al genio hasta su retiro en 1997, jugando para Boca en un triunfo 2-1 ante River Plate. Fue sustituido por Juan Román Riquelme aquel día, quien con los años pasaría a ser el máximo ídolo de Boca.
En 2001, en el mítico estadio de Boca, La Bombonera, Diego tuvo su partido homenaje. Tenía sobrepeso y parecía tener problemas para movilizarse con normalidad. Estrellas mundiales como Eric Cantona, Carlos Valderrama, René Higuita, Hristo Stoichkov y Davor Suker asistieron para homenajear al héroe eterno del fútbol. Tras el partido, agarró un micrófono y, llorando, habló a un estadio a puro llanto que aún lo ovacionaba. Dijo: "El fútbol es el deporte más sano y hermoso del mundo. No lo duden. El fútbol no tiene que pagar por nuestros errores. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota... La pelota no se mancha". (Video del discurso de Diego, aquí)
Maradona siempre será el más grande para los argentinos, porque Maradona es Argentina, y Argentina es Maradona. Diego representa la creencia colectiva del país: la tierra prometida, el diamante en el barro, la esperanza de un futuro mejor, el genio que supera los orígenes humildes, los regresos imposibles, el héroe que sangra. Lo que el país no sabía cómo sostener se mantiene en el fútbol y vive a través de Diego.
Gracias, Diego. Siempre vas a ser mi héroe en el fútbol. (Video con Lo mejor de Diego, aquí)
your text here
your text here
your text here
your text here
your text here
your text here